top of page

EL TERRITORIO COMO PALIMPSESTO

LECTURA DE LA CIUDAD

En la lectura de un territorio, el interpretarlo como palimpsesto implica pensar en la realización de pruebas en el espacio donde algunas piezas son reemplazadas o intercambiadas por otras, permitiendo así, la renovación de las características espaciales.

Conferencia: Lectura del territorio, por Fernando Rubio.
Conferencia: Escenarios prospectivos, por Jacobo Molina.

La ciudad, al ser entendida como un proceso de construcción social, espacial e histórico que ha tenido lugar en el tiempo y sigue sucediendo, no puede ser leída únicamente desde la Arquitectura, debe ser estudiada también desde otras disciplinas y desde diferentes escalas que permitan deconstruirla hasta su mínimo elemento de composición; es decir, la lectura de la ciudad requiere una mirada ecléctica (multidimensional y multiescalar) que posibilite comprender sus dinámicas, su metabolismo y las particularidades de cada uno de los sectores que la conforman.

 

Con base en lo anterior y teniendo en cuenta que la única constante de la ciudad es el cambio, es fundamental que en su proceso de lectura se tenga una percepción integral del territorio libre de conocimientos previos que permita encontrar indicios de las transformaciones emergentes que en ella se presentan, y, de esta manera, identificar las particularidades del territorio para entender su comportamiento y poder percibir aquello que cambia dentro de ese constante proceso de cambio. Al efecto espacial producido por estas particularidades se le conoce como fenómeno, y, se convierte en el punto de partida para proyectar ciudad.

 

Tomando como base las particularidades espaciales identificadas en cada territorio y su efecto de cambio en el mismo, en el planeamiento urbano es posible plantear escenarios prospectivos que permitan entender las dinámicas de crecimiento de la ciudad e imaginar cómo podrían llegar a ser las futuras relaciones de la Arquitectura con su contexto, y, principalmente, con la población.

 

De esta manera, el planteamiento de proyectos urbanos futuros puede dejar de formular supuestos imaginarios para comenzar a plantear productos concretos donde la Arquitectura es pensada como parte de un todo que debe ser, de igual manera, proyectado. Los bloques urbanos comienzan a ser entendidos en relación con sus bordes y con diferentes escalas que van desde lo macro hasta lo micro en ambas direcciones, y, de esta forma, pueden ser desarrollados procesos de diseño abierto flexibles y adaptables que permitan que la ciudad continúe en su proceso constante de cambio sin ser alterado.

Bogotá, Colombia

Bogotá ha tomado su forma propia por la acción de fuerzas (principalmente económicas) globales y locales que sobre ella producen una fuerte división de grupos socioeconómicos con características muy marcadas, generando inequidad en la población y permitiendo así, ser catalogada como un dispositivo de segregación social.

 

A su vez, las políticas que en la capital se han planteado a lo largo de los años no han sido pensadas para entender el funcionamiento y las dinámicas de la ciudad, y, por lo tanto, los urbanizadores no han propuesto escenarios de proyección que permitan estudiar los efectos que las intervenciones espaciales pueden llegar a generar en el territorio y sus habitantes.

 

Como consecuencia, Bogotá ha ido creciendo y continúa haciéndolo de forma descontrolada, no planeada y con grandes déficits de infraestructura, espacio público y servicios, situación que se hace aún más evidente en las zonas periféricas que se han desarrollado de manera informal, a modo de “asentamientos por los asentados”. A su vez, no se ha estudiado la relación interior-exterior de la Arquitectura ni cómo ésta responde a las dinámicas del peatón, lo que ha ocasionado que el desarrollo urbano niegue toda relación de sus habitantes con el espacio público, y, este, esté disponible sólo para unos pocos.

© 2023 by María Ximena Montes Casadiego

bottom of page