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REPENSAR LA VIVIENDA SOCIAL EN BOGOTÁ

Bogotá (2017) cuenta con una población de 8’080.734 habitantes, con densidad de aproximadamente 3.2 personas por vivienda, y, según estadísticas del DANE, para el año 2.050 se espera que este número aumente a 12’500.000 habitantes con una densidad de 2.4 personas por vivienda.

Conferencia: Proyectos del Distrito, por Natalia Silva

El clima del planeta está cambiando de manera drástica a gran velocidad, causando, entre otras consecuencias, el aumento de la temperatura media del aire y del océano, que, para fin de siglo, llegará a incrementarse hasta 4°C. Sin embargo, Bogotá, por su condición de ciudad intertropical alejada del océano y ubicada a 2.630 msnm, sufrirá cambios, que, pese a ser fuertes, no impedirán el desarrollo de la vida. Por esta razón, se espera que a la capital colombiana lleguen grandes migraciones de población en los próximos cuarenta años, aumentando en 1.1 unidades su tamaño actual y llegando a duplicar, para el 2.050, su número de habitantes. Bajo estas condiciones, para Bogotá surgen nuevos retos por afrontar que implican repensar el crecimiento de la ciudad fuera de su perímetro actual y plantear nuevas estrategias de desarrollo urbano.


En la actualidad, existen grandes déficits en la cantidad y la calidad de vivienda ofrecida por el Distrito que afecta principalmente a la población de bajos recursos. Como consecuencia, estos se ven obligados a desplazarse a municipios vecinos donde no existen buenas condiciones de habitabilidad y las personas no tienen acceso a sistemas de transporte público que los conecte con las zonas de empleo de la capital ni cuentan con redes de espacio público que les permita un desarrollo personal equitativo e íntegro.

Sin embargo, si se tiene en cuenta que en Bogotá tan solo un 30% del área corresponde a suelo urbano y un 70% a suelo rural, es clara la necesidad de repensar el área metropolitana y reflexionar sobre el equilibrio de las políticas de áreas rurales y urbanas de la ciudad, donde se puedan encontrar balances entre las escalas de ciudad y región que impliquen pensar el desarrollo urbano desde la sostenibilidad; la renovación urbana como una expansión compacta, eficiente y de mejor calidad; el desarrollo de la escala macro hasta alcanzar un detalle micro; el trabajo conjunto de los sectores público y privado, y, principalmente, el plan urbano más allá de una intención de intervención, concretando el desarrollo de proyectos específicos que permitan mejorar el panorama.

Surge entonces la pregunta: ¿Hacia dónde y cómo debe crecer la ciudad?

GALERÍA FOTOGRÁFICA

© 2023 by María Ximena Montes Casadiego

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